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La importancia de la salud mental en la infancia: desde el entorno escolar hasta el familiar

 

    • Laura García, Head of Juniors del Colegio Europeo de Madrid.

A menudo subestimada o pasada por alto, la salud mental infantil merece una atención especial debido a su impacto crucial en la vida presente y futura de los más pequeños. Desde la infancia, los cimientos de la salud mental se establecen, influenciando la forma en que los niños perciben el mundo, interactúan con los demás y manejan los desafíos a lo largo de sus vidas.

Pero, ¿qué es realmente la salud mental infantil? La salud mental infantil abarca el bienestar emocional, psicológico y social de los niños y niñas. Incluye la capacidad de manejar emociones, establecer relaciones saludables, enfrentar desafíos y desarrollar un sentido positivo de sí mismos. Una buena salud mental no implica la ausencia de problemas, sino la capacidad de enfrentarlos de manera efectiva y adaptativa.

La importancia del apoyo temprano

Durante los primeros años de vida, el cerebro de un niño se encuentra periodo crítico de desarrollo. Las experiencias y relaciones que experimentan durante este tiempo moldean la arquitectura cerebral y establecen patrones de comportamiento que pueden perdurar hasta la adultez. Un entorno de apoyo y seguro durante estos años formativos es fundamental para el bienestar emocional y psicológico futuro del niño. Además, las experiencias tempranas, tanto positivas como negativas, tienen un impacto duradero en el estado mental. Por un lado, el afecto, la atención y el estímulo proporcionados por los cuidadores son cruciales y, por otro lado, el estrés, la negligencia o el trauma pueden tener efectos adversos en la salud mental del pequeño.

Un estado de bienestar emocional y psicológico sólido no solo les permite enfrentar los desafíos cotidianos con resiliencia, sino que también sienta las bases para establecer relaciones saludables y un crecimiento personal satisfactorio. De hecho, presenta numerosos beneficios clave en el desarrollo integral de los pequeños.

Una buena salud mental fortalece la autoestima y confianza en sí mismos. Cuando se sienten seguros y valorados, son más propensos a explorar nuevas experiencias, asumir desafíos y desarrollar una identidad sólida y positiva. Esto también puede vincularse a un mayor rendimiento académico. Cuando se sienten seguros y motivados, tienen más probabilidades de participar activamente en el aprendizaje, concentrarse en las tareas y alcanzar su máximo potencial académico.

Niños con una salud mental adecuada tienden a establecer relaciones saludables. Tienen la capacidad de comunicarse de manera afectiva, empatizar con los demás y resolver conflictos de manera constructiva. Por tanto, desarrollarán mayores habilidades sociales y emocionales, pues podrán identificar y expresar sus emociones de manera saludable, comprender las emociones de los demás y regular su propio comportamiento en diversas situaciones sociales.

¿Cómo podemos cuidarla?

Cuidar la salud mental de los niños implica un enfoque integral que abarca tanto el entorno familiar como el entorno escolar y comunitario, pudiendo implementar acciones como las siguientes:

  1. Fomentar un entorno seguro y de apoyo en el entorno familiar, en el que se proporcione a los niños un hogar donde se sientan seguros, amados y valorados, fomentando así la comunicación abierta y el afecto entre los miembros de la familia.
  2. Establecer rutinas predecibles y límites claros en el hogar para brindarles una estructura y seguridad en la que puedan sentirse más tranquilos y seguros.
  3. Promover la autoexpresión permitiendo a los pequeños expresas sus emociones de manera abierta y sin juicio. Escuchar activamente y validar sus sentimientos, incluso cuando no estés de acuerdo.
  4. Educación emocional en las escuelas, abogando por programas de educación emocional que enseñen a los niños habilidades para reconocer, comprender y manejar sus emociones de manera saludable. Implementando a su vez, el acceso a servicios de apoyo como consejeros escolares o psicólogos.
  5. Promover la inclusión y la diversidad en la comunidad, celebrando las diferencias y combatiendo el estigma asociado con la salud mental. La colaboración entre la escuela y las familias será primordial para compartir información y proporcionar una integración completa al niño.

Es fundamental reconocer la importancia de la salud mental infantil y tomar medidas proactivas para promoverla y protegerla. Esto incluye proporcionar un entorno seguro y de apoyo tanto en el hogar como en la escuela, fomentando la expresión emocional y habilidades socioafectivas. Al hacerlo, no solo estamos mejorando la calidad de vida de los niños en el presente, sino también preparándolos para enfrentar los desafíos futuros. Priorizar la salud mental de los pequeños es invertir en una sociedad más consciente y saludable.

 

 

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