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¿Cómo pueden detectar profesores y familias el acoso escolar?

 

    • María Delgado, coordinadora de Convivencia y Bienestar del Colegio Europeo de Madrid

Sin ninguna duda, vivimos en una sociedad que, por suerte, ha tomado conciencia del grave problema que el acoso escolar supone en nuestro entorno. Sabemos que el bullying sigue muy presente en las aulas y, lamentablemente, sigue siendo una noticia que acapara titulares de forma demasiado constante. Por ello, debemos ser conscientes no solo de que el acoso escolar es un problema social muy grave que sigue latiendo en nuestro país día tras día, sino que debemos buscar la forma para que este deje de existir.

¿Cómo podemos detectar si nuestros hijos son víctimas de este tipo de acoso o, incluso, cómo podemos saber si nuestros hijos son quienes acosan a otros niños? Detectar esto será, sin duda, el punto de partida para encontrar una solución.

Según la UNESCO, uno de cada tres alumnos sufre bullying en su día a día, sin embargo, estos datos empeoran si hablamos de España. En este caso, somos el país con mayor número de casos de acoso escolar dentro de toda la Unión Europea y uno de los diez primeros a nivel mundial. Lo sufren 7 de cada 10 alumnos, y las repercusiones negativas en las victimas son múltiples.

En las últimas semanas, dos casos muy sonados han aparecido en los medios de comunicación y han vuelto a activar todas las alarmas, como el caso de Sallent o el chico de 15 años de La Ràpita (Tarragona,) que intentó suicidarse por el acoso que recibía debido a su autismo. ¿Qué falla en nuestra sociedad para que esto siga sucediendo día tras día? ¿Qué podemos hacer las familias y los docentes para evitar que esto pase?

Sin duda, existen muchas señales que alertan de este suceso, y reconocerlas es el primer paso para poder terminar con el sufrimiento de quien lo está sufriendo para poder ayudarles. Sin duda, trabajar la inteligencia emocional de los niños como base de su educación, desde sus primeros años de vida, será esencial para que crezcan respetando, sintiendo y entendiendo el dolor de los demás, algo que, por supuesto hará que eviten que eso ocurra. Esto no solo permitirá que los niños educados en inteligencia emocional detecten un caso de acoso escolar y empaticen con el mismo, sino que permitirá que ejercerlo ni si quiera sea una opción.

Otro factor muy importante, sobre todo dentro de las aulas, es contar con un programa específico contra el bullying, que permita tratar este tema en clase como si de una asignatura más se tratase y cuyo objetivo sea garantizar la protección de los menores y su bienestar, tanto dentro como fuera del colegio. En este tipo de proyectos, se trabaja para desarrollar en los alumnos su propia consciencia para ser capaces de identificar cuándo algo no se está haciendo bien y puede ocasionar consecuencias negativas a diferentes niveles.  En estos casos, los alumnos deben tener y conocer a las personas de referencia dentro del centro educativo para que puedan acudir a ellas para hablar y solucionar aquello que les preocupa, tanto si es propio como si es de otro compañero.

Otro punto importante es que los tutores ofrezcan una atención personalizada a los alumnos donde puedan hablar no solo de sus ratos en el colegio y de su evolución académica, sino que también se pueda conversar con ellos sobre cómo es su vida personal dentro y fuera del entorno escolar: cómo se sienten, cómo es la relación con sus amigos… Con ello, el profesorado podrá conseguir que el alumno se sienta seguro y con la confianza de expresar sus emociones.

La familia

En cuanto al entorno familiar, es muy importante que se hable mucho con los niños, que se les pregunte por cómo ha sido su día en el colegio, qué ha hecho, con quién ha compartido su tiempo, a qué ha jugado en el recreo o cómo se siente con sus amigos y compañeros Si establecemos esto como una rutina y conocemos las cosas que les hacen felices y las que no en su día a día y en su entorno, será mucho más fácil detectar cualquier cambio.

No obstante, debemos tener en cuenta que no todos los niños manifiestan señales de alerta. En muchos casos, los niños que están sufriendo bullying no piden ayuda, de hecho, según estadísticas, solo el 20% de los casos de acoso escolar son informados. Esto se debe a varias razones, como el miedo a las represalias por parte del acosador o el temor a ser vistos como débiles a causa de las inseguridades provocadas por este mismo acoso.

Por ello, tanto familiares como profesores, debemos prestar mucha atención a cualquier situación de alarma: tristeza repentina, aislamiento, lesiones inexplicables, aparecer con roturas en la ropa, dispositivos u objetos personales, que presenten malestar de forma frecuente o simular enfermedades, dificultad para conciliar el sueño o pesadillas, cualificaciones bajas, pérdida de amigos, sentimientos de impotencia, disminución de la autoestima o comportamientos autodestructivos.

Por otro lado, aunque puede resultar complicado aceptarlo en muchos casos, es posible que nuestro hijo no sea una víctima, sino el autor de estas agresiones a otro compañero. Por ello, es indispensable también conocer señales que pueden evidenciar este hecho, como observar si se involucran en agresiones verbales o físicas, presentan comportamientos agresivos, son amigos de otros alumnos que han formado parte de acosos, no asumen la responsabilidad de sus actos o culpan a otros de sus problemas.

En general, en cualquiera de las dos situaciones resulta esencial que profesores y familiares conozcan la situación y actúen de manera conjunta para poder terminar con ella. Lo correcto es poner la situación en manos de profesionales que ayuden a poder hacer frente al problema de la mejor manera posibles. Siendo lo más importante, que los niños víctimas de estas agresiones se sientan arropados y apoyados en todo el proceso.

 

 

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