
Aprender con ritmo: lo que la música enseña a los más pequeños
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Mike McDonald, Director de Música en The English Montessori School (TEMS)
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Cada 22 de noviembre, los colegios de todo el mundo celebran Santa Cecilia, patrona de los músicos. Esta fecha nos invita a mirar más de cerca el papel de la música dentro de las aulas y a reconocer cómo contribuye al desarrollo integral de los niños. En nuestro centro, esta celebración no es solo simbólica, es un recordatorio del impacto que la educación musical tiene en la vida académica, emocional y social del alumnado.
La música es un ingrediente de nuestra cultura que ha existido desde los inicios de la civilización: es contar historias y trabajar juntos como un equipo. Además, desarrolla la capacidad auditiva (escuchar) y oral (expresiva). La música, y nuestra apreciación de ella, enriquece y embellece todas las partes de nuestra sociedad. Y por eso, el colegio es el espacio ideal para enseñar este arte de forma informada y significativa.
La música en el colegio: una herramienta educativa más allá del entretenimiento
A menudo se piensa que la música es solo una actividad lúdica, pero en los colegios es mucho más que eso. La música activa procesos mentales que difícilmente se ponen en marcha con otras materias.
Los niños que practican música con regularidad desarrollan una comprensión natural del valor del esfuerzo, la repetición y la constancia. Aprenden que tareas aparentemente imposibles pueden resolverse si se dividen en partes más pequeñas.
He observado a lo largo de los años que los alumnos que tocan instrumentos no solo mejoran en música, sino en toda su vida académica. Existen conexiones directas entre la práctica musical y la excelencia escolar: aumenta la velocidad de procesamiento, la memoria, la concentración y la capacidad de organización mental.
Escuchar en 3D: una habilidad que nace en la escuela
Todos escuchamos música cada día, pero escuchar como músico es diferente. A los niños se les puede enseñar a escuchar activamente, a interpretar lo que oyen, a distinguir matices y capas sonoras. Los alumnos que desarrollan este tipo de escucha perciben la música “en 3D”, con una profundidad similar a pasar de ver una imagen plana a una tridimensional.
Esta habilidad no solo transforma su relación con la música, refuerza su conciencia del entorno, su empatía y su manera de relacionarse con lo que les rodea. También mejora la coordinación, la destreza y la memoria.
Cómo sabemos que la música está transformando su desarrollo
Los docentes lo observan tanto en el aula como en el comportamiento diario de los niños, la música les enseña a aprender a aprender. Es una habilidad poderosa que después aplican a todas las áreas del conocimiento.
Además del desarrollo cognitivo, no podemos olvidar el componente social. Aprender un instrumento abre oportunidades para hacer amigos, comunicarse con otros y formar parte de un grupo con un propósito común. Ensayar juntos desarrolla valores fundamentales en la escuela: cooperación, respeto, escucha activa y responsabilidad compartida.
Música en los colegios, ¿qué instrumentos son los más adecuados?
Como comentaba anteriormente, la música forma parte del día a día desde edades muy tempranas. En Infantil, por ejemplo, los alumnos pueden iniciarse con mini guitarras, ukeleles y piano. En Primaria, la oferta se amplía incorporando instrumentos como el violín, el canto y la batería. Estas actividades permiten que los niños experimenten la música desde diferentes perspectivas y descubran aquella que más les inspira.
En definitiva, la festividad de Santa Cecilia no es únicamente un homenaje a los músicos, sino también una ocasión para recordar por qué la música merece un espacio central en la educación. No se trata de un complemento, es una herramienta que moldea la forma en que los niños piensan, sienten y se relacionan. Por todo esto, la música debe mantenerse y celebrarse como un pilar fundamental en nuestros colegios.