Desarrollo emocional y social en la primera infancia: La importancia de los primeros años
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María Carbajo Lozano, Dpto. Comunicación y Marketing de El Mundo de Mozart
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El desarrollo emocional y social durante los primeros años juega un papel fundamental en la vida de una persona, sentando las bases para su bienestar presente y futuro. En este artículo os explicaremos la importancia de fomentar un desarrollo emocional y social saludable desde edades tempranas, así como pautas prácticas y efectivas para poder acompañar a los niños/as a lo largo de este en este proceso vital.
Desarrollo emocional
El desarrollo emocional se refiere a la capacidad para reconocer, expresar y regular las emociones propias, así como entender y responder a las emociones de los demás. Esta etapa temprana de la vida es crítica para el desarrollo de habilidades emocionales básicas, como la empatía, la autoconciencia y la regulación emocional.
Un sólido desarrollo emocional durante la infancia está asociado con una serie de resultados positivos a largo plazo, incluyendo una mejor salud mental, relaciones sanas, un mayor éxito académico y profesional, y una adecuada tolerancia al estrés o a la frustración.
¿Cómo promover el desarrollo emocional desde edades tempranas?
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- Favorecer un entorno seguro: Los niños/as necesitan sentirse seguros/as y protegidos/as para poder entender y experimentar con sus emociones.
- Fomentar la comunicación oral: Es importante alentar a los niños/as a expresar sus emociones de manera abierta y directa, sin temor a ser juzgados o rechazados. Escucharles activamente y validar sus emociones les ayudará a sentirse comprendidos/as y aceptados/as.
- Enseñar habilidades de gestión emocional: Los niños/as pequeños/as no saben cómo regular sus emociones, por lo tanto, necesitan ayuda para aprender herramientas efectivas para manejar el estrés o la frustración. La respiración puede ser nuestra gran aliada. Un ejercicio fácil puede ser contar hasta diez mientras se respira profundamente, esta práctica tan sencilla les ayudará a calmarse cuando están enfadados o abrumados.
- Promover la empatía y la asertividad: Ayudándoles a entender sus emociones y a comunicarlas y al mismo tiempo a comprender las de las personas de su entorno.
- Crear rutinas: Establecer rutinas diarias consistentes tanto en el ámbito familiar como en el escolar, les ayudará a sentirse seguros/as y en calma.
- Fomentar el juego creativo y la expresión artística: El juego creativo y la expresión artística favorece que los niños/as sean capaces de explorar y expresar sus emociones mediante la creatividad y el arte.
Desarrollo social
Además del desarrollo emocional, el social también es determinante para un correcto desarrollo infantil. Durante estos años, los niños/as se incian en el aprendizaje de interactuar y relacionarse con los demás de manera efectiva. Así, desarrollar habilidades sociales sólidas en la infancia temprana es fundamental para establecer relaciones positivas satisfactorias y funcionales en la vida adulta.
¿Cómo promover el desarrollo social desde edades tempranas?
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- Juego simbólico: El juego es una forma natural para que los niños aprendan a interactuar y compartir con los demás a través de representar diferentes roles de la vida real o representar personajes de cuentos o películas. Este tipo de dinámicas lúdicas potencian el desarrollo de las distintas habilidades sociales como el apego, el autocontrol o la cooperación.
- Fomentar la colaboración y el trabajo en equipo: Involucrar a los niños/as en actividades grupales que requieran colaboración y trabajo en equipo ayuda a fortalecer sus habilidades sociales. Trabajar juntos para alcanzar un objetivo común les enseña a los niños/as la importancia de la cooperación y la comunicación efectiva.
- Enseñar habilidades de resolución de problemas: Ayudar a los niños/as a desarrollar habilidades para resolver problemas del día a día les permite enfrentar los retos sociales de manera efectiva. Enseñarles estrategias simples, como hablar sobre sus sentimientos y buscar soluciones juntos, les ayuda a desarrollar una mentalidad de resolución de problemas desde una temprana edad.
- Promover la inclusión y la diversidad: Fomentar un entorno inclusivo y diverso en el hogar y en la escuela ayuda a los niños/as a entender e integrar la importancia de respetar y valorar a las personas con diferentes orígenes, culturas o con algún tipo de discapacidad mental o física.
Por tanto, el desarrollo emocional y social en la primera infancia es fundamental para el bienestar en general de una persona. Al fomentar un entorno seguro y afectuoso, enseñar habilidades de regulación emocional, promover la empatía y la comprensión, y proporcionar oportunidades para el juego grupal y la colaboración lograremos un correcto desarrollo emocional y social en la primera infancia que luego se traducirá en un adulto/a estable emocionalmente y capaz.