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Estrategias efectivas de estudio para exámenes de fin de curso ¿Cómo ayudar a los niños a manejar el estrés académico?

 

    • Beatriz Mera, directora de Bachillerato en TEMS

La llegada de los exámenes de fin de curso puede ser un periodo de alta exigencia emocional y mental para muchos alumnos. Por ello, lejos de adoptar estrategias de presión o sobrecarga, los enfoques educativos que favorecen la autonomía y el respeto por los ritmos individuales resultan más eficaces y saludables.

A continuación, encontrarás estrategias de estudio útiles y maneras prácticas de acompañar a los niños, especialmente en momentos de estrés académico, con un enfoque coherente, consciente y en sintonía con el método Montessori.

  1. Crear una rutina estructurada pero flexible

Una estructura clara ayuda a los niños a organizar su tiempo de estudio sin sentirse atrapados. Establecer horarios definidos para estudiar, descansar, moverse y dormir proporciona seguridad y estabilidad en el alumno.

  1. Descomponer los contenidos en bloques pequeños y concretos

Evitar un enfoque de “estudiar todo de golpe” es clave para preservar la atención. Dividir el temario en objetivos pequeños permite a los niños mantener la motivación y progresar de forma constante.

Herramientas como esquemas visuales o tarjetas de repaso favorecen una comprensión profunda más allá de la memorización.

  1. Cuidar el ambiente: menos estímulos, más calma

El entorno físico influye directamente en la concentración. Un espacio ordenado y tranquilo favorece el enfoque y disminuye la ansiedad. Tener un espacio personal de estudio, también aumenta su sentido de responsabilidad y pertenencia.

  1. Hacer pausas activas y promover el movimiento

El movimiento reduce la fatiga y mejora la atención. Alternar sesiones de estudio con descansos breves, mejora la retención y el bienestar. Por ejemplo, pautando 40 minutos de estudio y 10 de descanso.

  1. Validar emociones y evitar centrar la conversación solo en el rendimiento

Muchos niños sienten miedo a equivocarse durante los exámenes, por ello, escuchar y validar sus emociones es clave para reducir el estrés. Centrarse en cómo se sienten y no solo en los resultados, va a fortalecer su confianza y motivación.

  1. Fomentar el estudio activo, no el memorístico

El aprendizaje significativo se logra cuando los niños entienden lo que estudian y lo relacionan con su experiencia. En este sentido, trabajar con ellos preguntas abiertas va a estimular el pensamiento crítico y la reflexión. A diferencia del estudio memorístico, que suele ser pasajero y poco significativo, el estudio activo promueve una comprensión profunda y duradera.

En definitiva, durante la etapa de exámenes, los niños no necesitan más control ni presión, sino autonomía acompañada, estructura con flexibilidad y una conexión emocional constante. El verdadero apoyo familiar está en cultivar la seguridad interna que les permita afrontar cualquier reto con confianza y equilibrio.

 

 

 

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