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Colaboración en la clase: por qué los proyectores son clave para la participación de los alumnos

Nuestro colaborador Epson nos deja un artículo interesante sobre cómo la tecnología puede ayudar a optimizar los contenidos en el aula. No dejes de leerlo.

 

«¿Cuál es la mejor estrategia para que una clase llena de alumnos sea participativa? En esta era de distracciones digitales, ¿cómo podemos estimular la curiosidad y la pasión por la asignatura?

Evidentemente, uno se da cuenta rápidamente cuando la clase no está atenta. Alumnos alborotadores que obligan a los profesores a pasar más tiempo sofocando rebeliones que enseñando. O lo que es más difícil, detectar la diferencia entre alumnos pasivos o realmente implicados. ¿Los alumnos están callados pero desconectados, o están asimilando tranquilamente todos los detalles?

La participación activa es el Santo Grial para los educadores, y no es de extrañar que la tecnología se vea a menudo como una bala de plata. Al fin y al cabo, ¿qué profesor no ha visto un montón de cabezas mirando hacia abajo ensimismadas con sus dispositivos inteligentes en los descansos y se ha preguntado cómo podría conseguir esa misma atención a la hora de dar clase?

La mayoría de los profesores quieren educar de forma activa y no simplemente presentar contenidos. Hoy en día los alumnos utilizan pantallas para colaborar en grupo, presentar ideas a los profesores y entre ellos mismos, trabajando de una forma similar al mundo laboral para el que se están preparando. Aunque la tecnología no promueve la participación por sí sola, una combinación correcta de tecnología puede crear una plataforma adecuada para un entorno de aprendizaje dinámico y democrático donde los alumnos se ven capacitados para pensar con creatividad, y por sí mismos.

Los lugares de trabajo y las funciones son cada vez más colaborativos y menos lineales, lo que supone una buena noticia para los empleadores, ya que se trata de combinar estilos de trabajo digitales y flexibles con descripciones laborales que mantengan a las generaciones futuras de empleados activas e implicadas en el entorno de trabajo.

Si pensamos en la clase como un entorno de aprendizaje fluido, lo más lógico es buscar una tecnología flexible en la que apoyarse. La norma 4-6-8 se basa en recomendaciones de los organismos reguladores y establece que el participante situado más lejos de la pantalla debe sentarse a cuatro, seis u ocho veces la altura vertical de la pantalla, dependiendo de la tarea en cuestión.

En ocasiones, se pedirá a los alumnos que se recuesten y escuchen. Para otras tareas será necesario que se inclinen hacia delante. La visualización pasiva de, por ejemplo, vídeos, puede efectuarse desde la distancia más lejana. Un contenido más detallado, como puede ser una presentación en PowerPoint, requiere algo más de proximidad, mientras que la “visualización exhaustiva” de, por ejemplo, una hoja de cálculo, requiere que el participante situado más lejos esté sentado a no más de cuatro veces la altura vertical de la pantalla. Dado que las aulas de hoy en día cada vez son más grandes (tanto físicamente como en número de alumnos), los profesores necesitan una pantalla de mayor tamaño en la que todos los alumnos puedan leer el contenido, independientemente de dónde estén sentados.

Es más, la tecnología interactiva de Epson permite a los profesores escribir y dibujar directamente sobre la pantalla del proyector con lápices interactivos, o simplemente con el dedo. Contar con una solución de software específica como esta permite que cuatro alumnos puedan compartir y mostrar su trabajo simultáneamente delante de sus compañeros. A medida que las escuelas piensan en estrategias mejores que preparen a los alumnos para un entorno de trabajo colaborativo, las herramientas que permiten compartir ideas y consensuar decisiones se hacen cada vez más importantes para el desarrollo del alumno.

Se ha investigado mucho sobre el efecto de la información proyectada sobre los resultados de aprendizaje, pero no se ha hecho suficiente promoción al respecto. Lo más importante a la hora de adaptar el tamaño de la pantalla al tamaño del espacio de aprendizaje es asegurarse de que el contenido se pueda ver claramente, y de que todos los alumnos puedan disfrutar de la misma experiencia de aprendizaje y participación cooperativa. Al mismo tiempo, los profesores empiezan a ver el atractivo de una tecnología más flexible, especialmente ahora que los empleadores empiezan a manifestarse más sobre la evolución del lugar de trabajo».