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Gestión de la frustración en niños, ¿cómo ayudarles?

 

    • British School of Valencia

Gestionar las emociones de los más pequeños no siempre es una tarea fácil. La inteligencia emocional, definida como la capacidad de las personas para la gestión de sus propias emociones y las de los demás, nos permite gestionar cualquier situación conflictiva a la que nos tengamos que enfrentar.

De este modo, trabajar con ellos en su inteligencia emocional será clave para que aprendan a lidiar con la frustración y que, ante situaciones difíciles, controlen sus emociones. British School of Valencia, cuenta con un programa de acompañamiento emocional y apoyo al estudiante a lo largo de toda su vida escolar.

A continuación, ofrecen una serie de consejos para trabajar con los niños sus emociones:

 

Identificar la frustración

En primer lugar, debemos ayudar a los niños a que aprendan a identificar sus reacciones y aprender a canalizar y controlar sus emociones. Para ello, hay que darles las herramientas necesarias, desde pequeños, para que identifiquen cuando están perdiendo el control de sus emociones y sepan, a su vez, controlarlo.

Permitir que se equivoquen

Los errores forman parte del proceso de cualquier tipo de aprendizaje. Por ello, debemos permitir a los niños que tomen decisiones erróneas, que se equivoquen y vuelvan a intentarlo. Los niños no aprenderán a gestionar la frustración si no se equivocan. De este modo, hay que dejarles que experimenten ese proceso y, sobre todo, darle naturalidad. Ante una situación de estancamiento, deben tener también la capacidad de pedir ayuda.

Alabar el proceso, no solo las metas

En muchas ocasiones la frustración viene derivada de la no consecución de objetivos concretos. Por ello, es importante que aprendan a valorar el esfuerzo y el camino a recorrer hasta obtener la meta final. De este modo, haremos que los niños sean también más optimistas a la hora de enfrentarse a nuevos retos y que vean cualquier reto como una oportunidad para aprender.

Ser ejemplo

Las familias son los principales referentes de los niños, sobre todo en edades tempranas. La manera en la que en casa se afronten los problemas determinará como en un futuro lo harán los niños. De este modo, es fundamental que a los problemas les demos la importancia que tienen y no dramatizar ante cualquier situación.