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Cómo contribuir a la inteligencia emocional a través del apego seguro

 

      • Artículo de RECURRA Ginso

Las primeras interacciones de un padre con su hijo son básicas para su desarrollo psicobiológico y determinarán cómo el niño va a afrontar las situaciones de la vida. Si estas interacciones construyen un vínculo inadecuado pueden provocar un trauma que se puede arrastrar a lo largo de la edad adulta y repetirse como patrón en sus otras relaciones. Por ello, los padres deben dedicarse a construir un vínculo emocional fuerte con sus hijos para evitar que trasladen traumas a su adultez”, Olaya Rodríguez, psicóloga sanitaria en el Centro Terapéutico RECURRA GINSO.

Pautas generales para ejercer un apego seguro sobre los hijos

  1. Hacer que el niño se sienta visto. Es imprescindible que el niño se sienta importante en la familia, para ello debe conocer su lugar dentro de la misma, considerando la jerarquía, y sentirse escuchado y valorado en las decisiones familiares que le implican.
  2. Cuidar el lenguaje con el que se comunica. El lenguaje es una herramienta muy importante que puede determinar la percepción que el niño tiene de sí mismo. Por ello, es primordial que los padres comuniquen tanto las hazañas de sus hijos como sus malos actos de una forma objetiva, sin juzgar ni reiterar en numerosas ocasiones comentarios negativos, ya que estos comentarios construirán la personalidad del menor.
  3. Crear un entorno seguro. El niño debe sentir a su familia como un cobijo, un lugar seguro donde recibe amor y calidez. Para ello, los padres pueden establecer límites si el menor lo necesita y demostrar su apoyo aunque el niño haga las cosas mal.
  4. Potenciar el desarrollo de las competencias emocionales. Consiste en validar y valorar las emociones del menor, ayudándole a gestionar sus sentimientos y explicándole el posible significado de los mismos. Los niños también aprenden al observar cómo gestionan las emociones y los problemas sus propios padres, por lo que es importante prestar atención en la gestión emocional de los adultos.

A pesar de que el apego influye directamente en la creación de la personalidad, los expertos de RECURRA GINSO insisten en que este no es determinante. El vínculo de apego puede repararse con una combinación de sensibilidad y conocimiento de los padres, y con ayuda psicoterapéutica que guíe y asesore cada caso. En este sentido es necesario que el trastorno del vínculo se identifique cuanto antes para que se pueda trabajar y así reparar cualquier posible trauma infantil antes de que se desarrolle y repercuta sobre las relaciones sociales del joven.

En aquellos casos donde el menor ha pasado a disposición de un centro de internamiento, la reparación del vínculo es una tarea fundamental para los educadores, quienes junto a los padres deben trabajar en reparar el vínculo del afecto y solventar el problema. “Es muy importante que en los centros se establezca una figura que sea respetada y tenga solidez y criterio sobre los jóvenes. En muchas ocasiones, cuando los menores llegan a los centros tienen dificultades para ver a los educadores como una figura de apoyo, ya que no entienden que la misma persona que corrige su conducta o le impone una sanción, sea la misma persona que le ayude en un momento de malestar. Por ello, es fundamental que los educadores intenten aplicar las proporciones correctas de firmeza y cariño para construir esa figura confiable y de referencia”, explica Antonio Jiménez, subdirector del centro terapéutico RECURRA GINSO.

Cuando las familias se involucran en las terapias con menores que presentan un apego inseguro, el porcentaje de éxito aumenta y la posibilidad de transformar el vínculo crece. Para ello, los expertos recomiendan que las familias dejen a un lado la culpa y la vergüenza y prioricen la comunicación con los menores con el fin de ayudar a su evolución personal.